Toda acción política del presidente Zapatero, tiene su reacción proporcional, o quizá desproporcionada en el aumento de la cirujía estética.

lunes, 27 de junio de 2011

“Zapatero es capaz de acrecentar cualquier crisis…incluso la de identidad”


Gracias a la política de nuestro inestimable presidente, el Sr. Zapatero, España ha tardado más que ningún otro país en entrar en la crisis económica que afecta de forma global a prácticamente todo el planeta.
En este período de ignorancia (tal vez de oscurantismo)  nosotros simplemente hemos estado inmersos en una DECELERACIÓN. ¡Menos mal¡. ¡Si ya lo decía yo¡.  –gritamos al unísono ante tales declaraciones: “España no puede estar en crisis”.
Así pues, y según iban pasando los meses, el pueblo ha llegado a plantearse la pregunta del millón: ¿Es qué acaso sabe el Sr. Presidente lo que significa “crisis”?. Sinceramente, tenemos nuestras dudas.
Cualquiera que se pare un momento se dará cuenta, y a simple vista, de los profundos interrogantes que enmarcan el físico de este ser controvertido,  elevando su gesto, cada día más, en una plegaria izquierdista: ¿Saldremos de ésta, Señor? O tal vez, y más preocupante, ¿Qué será esto de la crisis de la que tanto hablan?
De una manera u otra, la situación real es que este magnífico orador y líder de masas, ha estado convenciéndonos de que España navega como un gran transatlántico:  Una afirmación de este tipo fue pronunciada el mismísimo día del aniversario del hundimiento del Titanic.  (Fue ahí donde empezamos a sospechar).
Como venimos demostrando desde el nacimiento de nuestro humilde blog, la política fluctuante y, sin duda “original” de este hombre, que ha variado de opinión legislativa en apenas un par de horas sobre varias cuestiones,  ha tenido también sus consecuencias  en otro tipo de cambios: Nos referimos al de las “transformaciones físicas” –SI, he dicho transformaciones-.

El botox, la cirugía plástica, incluso el Loctite, ha modificado, tal y como venimos asegurando, la fisonomía de cada vez más personas, algunas de las que ya se preguntan cada mañana al mirarse al espejo: ¿Quién soy yo? ¿Seré esa?
Una verdadera crisis de identidad sólo comparable a la inestabilidad política, social y económica que vivimos.
Tal vez, esta crisis sea mentira y es que sobran chupatintas….. La política me va fatal.

viernes, 24 de junio de 2011

“La estética como antítesis de la estática”


La política es así… Elegimos a unos cuantos: la mayoría de las veces porque nos caen bien –aunque no los conozcamos de nada-,  tienen carisma, son simpáticos o están buenos. Luego, ellos, en agradecimiento a haberlos seleccionado, preferido sobre los demás, tienen el poder de hacer con nosotros lo que más les apetezca: Normalmente, tocarnos las narices para no caer en un tedio absoluto.
Pues bien, así, navegamos sin rumbo entre las decisiones arbitrarias de unos pocos que se pelean entre ellos en un semicírculo de debate.
De entre estas deliberaciones, ha salido la aprobación de los gastos de operaciones de cambios de sexo. ¿Por qué? nos preguntamos. Ya conocemos la historia de esas pobres mentes atrapadas en un cuerpo extraño. Pero, ¿qué hay de aquellos que se sienten atrapados en unos pechos  pequeños, en un trasero puntiagudo, en unas bolsas ojerosas descolgadas sobre las mejillas? ¿Es acaso que ellos sufren menos? ¿Dónde está el límite? ¿Quién ha decidido cuándo, cómo y por qué? Ellos, siempre ellos, los mismos que se mueven por aventajarse en votos de una parte de la sociedad que demanda a gritos más y más derechos aún por encima de los de los demás, pero sin duda, un sector con voto emergente.
Si ese sector es tan numeroso, ¿por qué no someter esas cuestiones al voto popular? Tal vez todos los demás estemos de acuerdo en que cambiar es muchas veces necesario pero no a costa del patrimonio del resto. Todos queremos cosas distintas, todos necesitamos algo para ser felices. Quizás, si nos preocupáramos más por el interior y menos por el exterior, disfrutaríamos más de la vida, e incluso, igualmente del sexo, tengamos un punto o una coma por bandera.
                          

lunes, 20 de junio de 2011

"Las niñas AHORA quieren ser princesas"


En el siglo pasado –y ya podemos decir esta frase con absoluta impunidad- ¡vamos, antes de ayer!, las chicas se conformaban con rizarse la melena con tenacillas calientes o comprar algún que otro tejano marca Wrangler o Lewis para mantener su status social y sentirse bien consigo mismas.
Hoy en día, estas rudimentarias soluciones han pasado a la historia. Muchos jóvenes necesitan alimentar su pobre e ignorante ego con verdaderos cambios que afectarán no sólo a su físico, sino, por supuesto, a todo su ser e incluso a su entorno.
Unos pechos más firmes, más voluminosos; unas prótesis aquí y allá; todo vale para sentirse mejor, sobre todo con el prójimo que está al lado y es cada vez más exigente.
Pero ¿cómo llegar a costearse estos pequeños caprichos? Nada mejor que discurrir una enfermedad tal como la depresión que provoca el “desear” y no “tener”; la “crisis” de “todos somos iguales, yo quiero lo mismo que ella tiene”. Así, la Seguridad Social, podrá cargar con estos gastos extras que abonamos todos los españoles para beneficio de unos pocos que no se gustan a sí mismos, y que seguirán sin gustar a los demás.
Ni que decir tiene, que este tipo de intervenciones, han de requerir la autorización de un progenitor o adulto responsable, en la mayoría de los casos, tratándose de un-a menor.
Nuestro gobierno, consciente de la falta de libertad con la que se encuentran estos seres todavía por desarrollar, y, contando con que una gran parte de sus padres prefieren reconocer en casa a sus propios hijos, ha tratado de paliar este pequeño escollo con una medida para algunos comedida, pero sin duda, eficaz: Ellas podrán decidir si abortan o no, si ponen en peligro sus vidas, aunque tengan que pedir permiso para rectificar un tabique nasal desviado o alargarse las pestañas. Mientras tanto, y ante la falta de criterio que puede asolar a un adolescente, en los centros de planificación familiar, se recetan píldoras anticonceptivas o incluso abortivas por doquier.
Y es por ello que Las Niñas quieren ser princesas… España es el país del cambio. Tanto, que incluso la Casa Real se ha visto afectada. 



viernes, 17 de junio de 2011

“El stress: ese aliado contra la crisis”

            De todos es sabido el aumento considerable que ha experimentado la implantación de extensiones en el cabello, especialmente en las mujeres o el implante capilar permanente en los hombres.

Pero ¿por qué? nos preguntamos. Es que acaso antes no había calvos y mujeres con poco pelo. Pues la respuesta es que sí, pero menos. Tal vez ahora, “porque yo lo valgo”, no dudamos en mejorar nuestro aspecto físico.
Es curiosa, no obstante, esta tendencia. En un mundo dominado por el sex-appeal de esos hombres rapados hasta el tuétano, imitadores tardíos de Yul Brynner o el mismísimo Telly Savalas “alias Kojak”, surge la disyuntiva de ponerse una poblada cabellera.
Pero, volvamos a la razón que ha motivado esta obsesión. ¿Tendrá algo que ver con la famosa crisis que padecemos? La respuesta parece ser obvia: No.
Pues quizás estemos más que equivocados.  
SÍ. Estamos en crisis. Por fin, hemos podido conocer este hecho tan cierto como la vida misma. Nuestro gobierno, abandonando por un instante la actitud paternalista que lo caracteriza, se ha decidido, en un momento de valentía –efímero, no vayamos a pensar…- o tal vez, de locura, a confirmarnos la tan terrible noticia.
Esto ha provocado la caída de muchos mercados, afectando a las grandes finanzas y a las compañías multinacionales, que han visto, en el mejor de los casos, como mermaban sus ingresos. ¿Cómo no habría pues de provocar la caída del cabello semejante preocupación? Sabemos que el stress es una de las causas más frecuentes de esta pérdida y ¿quién no está estresado hoy en día?. Basta con echar un vistazo al extracto del banco y a la hipoteca pendiente para que a uno se le quite el hipo o se quede sin flequillo y sin coronilla.
Por otra parte, esta tendencia a la protección del cráneo o de la masa cerebral, parece contradecirse con la desaparición del vello en otras partes del cuerpo. Así, cualquier metrosexual que se precie, no dejará en todo su cuerpo ni el más mínimo folículo piloso que pueda dar lugar a la repoblación, superando incluso a la mujer más exigente.
Si el proteger tanto la cabeza sirviese para mejorar las ideas o agudizar el ingenio sería una de las medidas más exitosas de nuestra época. A lo mejor, no para aquellos que ostentan el derecho a decidir por los demás y darnos todo hecho, evitando que “el pensar nos haga libres”.



lunes, 13 de junio de 2011

ACCIÓN Y REACCIÓN.- Muerto el perro se acabó la rabia….


La controvertida ley del tabaco ha suscitado, en más de uno, un sentimiento de profunda frustración que le ha llevado a pensar que España se sume en una democracia ficticia (¡Dios mío.! ¡Qué falacia!).
¿Con qué prudencia ha actuado nuestro presidente al obviar decisiones de este tipo en su programa político?. Por supuesto, así habría de hacerse, o de otra forma, podría haberse perdido un inestimable porcentaje de votos empedernidos de nicotina y alquitrán, votos, sin duda ignorantes, pensadores que han llegado a creer que uno se muere como le da la gana.
Pues va a ser que no. La actitud magnánima de nuestro presidente ha consistido en privarnos del desagradable humo colectivo del tabaco en interiores y en concedernos, a cambio, la placentera visión de algún que otro cadáver consumido por sus propios vicios decorando las cajetillas. ¡Qué claridad de mensajes!. No hay como ver para creer.
Así, no hemos dudado de esta patochada de la salud pública. Pero…. ¿se han ustedes preguntado qué ocurre cuando se demuestra que un producto es dañino? Pues se retira del mercado y punto. ¿Es que acaso todavía no se ha podido demostrar que el tabaco mata? ¿Son falsas las imágenes terribles y agonizantes?
No me atrevo a pensar que el heraldo público pueda verse mermado al renunciar a los elevados impuestos que gravan este delicioso y venenoso placer. Y por eso, tal vez sólo por eso, ahí sigue, en las estanterías de cada estanco –con licencia gubernamental-, en cada máquina expendedora –con licencia gubernamental- en cada bolso y bolsillo –con licencia para disfrutar como les da la gana.-
Pero no todo ha sido negativo. Los vecinos con vicios comunes se congregan en las terrazas, fomentando la conversación y el debate. El resto, los más elegantes, levantan testimonio con vídeos y fotografías de aquellos infelices que todavía se atreven a sacar el pitillo cerca de un parque o colegio, sin haber medido con la suficiente fidelidad la distancia reglamentaria.
Eso, sin mencionar a aquellos que han podido abandonar con dignidad su vicio inconfesable, y más cuando el estiramiento de sus facciones apenas les permite mantener el cigarrillo en la boca.
Veremos lo que ocurre cuando empiece el invierno y se incrementen las gripes y los constipados por la exposición reiterada a la intemperie. A ver si no se resienten demasiado las arcas de la Seguridad Social.
Y bien pensado… ¿qué más dará morir de frío que por el tabaco?.


sábado, 11 de junio de 2011

"El gobierno es como el Fairy..."


Toda acción gubernamental está obteniendo una reacción pública directamente proporcional. ¿O es al revés?. Veamos…
España se queja de vicio, señores, sin saber apreciar las medidas adoptadas por nuestros dirigentes, encaminadas, por supuesto, siempre al logro de nuestro bienestar.
Ahí están sino la subida del IVA, la congelación de los salarios, la recesión general…. ¿Qué mejor para colaborar a mantener nuestro palmito que reducir nuestras pretensiones en la lista de la compra?.

Sí, señores. El gobierno es como el Fairy: Nos chupa la grasa, la sangre, el sudor de nuestra frente…

España adelgaza con cada medida. Nuestras cinturas se han reducido, nuestros bolsillos son ahora demasiado grandes para lo que tenemos. Hemos ahorrado hasta en ropa: Las tallas más pequeñas son más baratas.
Pero, sobre todo, en cirugía. ¿Por qué hacernos una liposucción costosa en lugar de esperar un poco hasta que el banco nos ejecute la hipoteca y no tengamos ni para comer?. Calma, estamos cerca. Algunos a punto de conseguirlo.
Otros se contentan con aprovechar la comida caducada en los contenedores de los supermercados. A este ritmo, pocos sobrevivirán, o lo que es más saludable: La población será esbelta y desgraciadamente desnutrida, aunque sea de ideas y esperanza.